Si vives en Latinoamerica TIENES que leer esto!!!
Los latinoamericanos tendrán que esperar cuatro décadas para disfrutar del nivel de vida de los países desarrollados, pero solo si hasta entonces los gobiernos de la región hacen sus deberes con rigor. Aunque el continente ha avanzado notablemente en la reducción de la pobreza, la persistente desigualdad social desdibuja un futuro no exento de otras amenazas económicas.
La predicción no proviene de ningún adivino. El Banco Mundial, en un detallado informe
bajo el título de "Cambiando el ritmo para acelerar la prosperidad
compartida en América Latina y el Caribe", expone los éxitos de la
mayoría de las naciones del área en el combate a la miseria, al tiempo
que advierte sobre los obstáculos y recomienda vías para superarlos.
Resultados alentadores
Según el reporte del Banco Mundial, en los últimos 15 años la proporción de personas que sobreviven en condiciones de extrema pobreza –ingresos menores a 2,50 dólares diarios—se ha reducido de 26,3 por ciento a apenas 13,3 por ciento. Sin embargo, advierte el estudio, millones de ciudadanos de la región podrían caer nuevamente en la miseria si la situación económica empeora o sus países son golpeados por desastres naturales.
Por primera vez en su historia, asegura ese organismo financiero internacional, la clase media en América Latina y el Caribe ha superado a la población pobre –ingresos menores a 4 dólares diarios. Este auge ha sido particularmente importante en Suramérica, donde la clase media comprende hoy a alrededor del 40 por ciento de las familias. A pesar de este avance de los sectores que disfrutan de cierto bienestar, la franja considerada vulnerable todavía representa más del 38 por ciento.
El incremento de los salarios y las transferencias monetarias –desde el sector público o privado—constituyen los principales motores para disminuir la pobreza. En la pasada década los ingresos reales crecieron en más de 25 por ciento, afirma el citado análisis.
Estimulados por esas cifras esperanzadoras, los latinoamericanos tendrán que hacer frente a numerosos retos en las próximas décadas, si desean acercarse a los estándares de vida de sus vecinos norteamericanos y europeos.
Una carrera con obstáculos
América Latina y el Caribe resistieron la crisis financiera de 2008-2009, cuyos efectos aún se sienten en Europa y Estados Unidos. Como promedio la región creció un 3,1 por ciento en la pasada década. A pesar de este ascenso mantenido, el ritmo deberá duplicarse para reducir hacia 2030 la brecha que separa al continente de los países desarrollados. Con indicadores similares a los recientes, advierte el Banco Mundial, esa carrera tardará más de 40 años.
Otra recesión global podría deshacer los avances en la disminución de la desigualdad. Durante las crisis económicas los sectores vulnerables suelen sucumbir nuevamente, pues carecen de las redes de cobertura social y padecen la fragilidad de la economía informal.
El cambio climático también podría retrasar la emergencia de América Latina y el Caribe. Los eventos meteorológicos extremos –intensas sequías, inundaciones, huracanes—, y la elevación pronosticada de las temperaturas en el planeta impactarían con particular saña sobre la población rural. En su informe el Banco Mundial refrenda estudios que relacionan directamente los desastres naturales con el desplome de los indicadores de bienestar en países latinoamericanos.
Un reporte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2010 señala que la persistencia de la desigualdad en el continente se explica por la baja movilidad socioeconómica. Según este punto de vista, las familias pobres estarían atrapadas en un círculo vicioso de reproducción de la pobreza, del cual saldrían solo empujadas por la ejecución de políticas públicas efectivas. En esta dimensión política aparecen otros obstáculos frecuentes en la accidentada historia latinoamericana.
El PNUD apunta a las debilidades de las democracias de América Latina y el Caribe como factores fundamentales en la perpetuación de la desigualdad. La corrupción de la clase política y la prevalencia de grupos de poder económico cuyas decisiones se imponen al resto de la ciudadanía dinamitan la lucha contra la pobreza.
“La principal razón para estos altos niveles de desigualdad tienen que ver con la corrupción, las deficiencias de los sistemas de justicia y el estado de derecho”, declaró a la agencia IPS Jennifer Johnson, experta del Latin American Working Group, durante una reunión del Banco Mundial en Washington.
El PNUD sugiere a los gobiernos el fortalecimiento de las instituciones estatales y el fomento de una mayor participación ciudadana, como garantía de las políticas públicas necesarias para erradicar las diferencias sociales.
En términos estadísticos la desigualdad puede estimarse a partir de la diferencia de ingresos entre la población con mayores riquezas y los de menores recursos económicos. Una medida usada con frecuencia es el Coeficiente de Gini, que establece una escala entre 0 y 1, donde las cifras más elevadas representan menos equidad. América Latina y el Caribe como promedio se sitúa sobre 0,5, mientras los países desarrollados exhiben una media de 0,3. Otros indicadores utilizados en el cálculo de la desigualdad comprenden el acceso a la infraestructura y los servicios básicos.
El camino hacia la prosperidad
“Fortalecer los vínculos entre crecimiento y equidad, con un claro énfasis en el bienestar de los más pobres y vulnerables, impulsará la prosperidad compartida en América Latina y el Caribe”, asegura el Banco Mundial. Para el organismo internacional la ecuación no puede ser más clara: la inclusión de los grupos marginalizados desatará su potencial económico y como consecuencia incrementará la productividad. Al final de este auge los gobiernos colectarán mayores recursos y podrán redistribuir la riqueza para continuar el ciclo.
En este sentido, el Banco Mundial también aconseja el desarrollo de políticas fiscales que aumenten los ingresos del Estado. En los países desarrollados los impuestos sobre el ingreso representan como promedio el 34 por ciento del Producto Interno Bruto, una cifra que cae por debajo de 20 por ciento en América Latina y el Caribe.
Asimismo, el informe recomienda elevar la calidad de la educación que reciben los niños pobres y mejorar su acceso al agua potable y los servicios sanitarios. Estas condiciones básicas tienen un peso esencial en el futuro de quienes nacen en hogares donde se sobrevive en los límites de la miseria.
Si bien las soluciones propuestas por el Banco Mundial y el PNUD no borrarán los obstáculos en el camino de los latinoamericanos hacia el bienestar tan añorado, al menos marcan una ruta posible. El futuro lo decidirán los ciudadanos y quienes sean elegidos por ellos para conducir este barco, donde hoy navegan más de 600 millones de personas.
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